¿Sabías que el molesto Spam está regulado por la LSSI? Para empezar, esta define qué es exactamente esta práctica que tan poco nos gusta a la mayoría. Spam es, según la LSSI, el envío de forma masiva de correos comerciales o publicitarios que el cliente no ha solicitado recibir. Propaganda no deseada que satura nuestros correos electrónicos y que hace que muchas mañanas sea casi imposible seleccionar la información realmente importante.
Para las empresas es obligatorio cumplir LSSI y esto se traduce en no pueden enviar Spam. Para evitarlo, antes de poder enviar correos comerciales a un cliente, este tiene que aceptar de forma totalmente explícita que los desea recibir. Si existe esta relación contractual, la empresa no estará infringiendo ninguna norma al enviar su publicidad.
Pero también es importante que el cliente pueda darse de baja en cualquier momento de las suscripciones para recibir publicidad y que pueda hacerlo de manera cómoda, segura y sencilla, además de efectiva. Por eso, hoy los correos publicitarios suelen traer una nota en la que se indica cómo darse de baja de la suscripción. Incluso muchos de ellos lo hacen de manera tan simple como pulsando un botón hacia un enlace.
Infracciones de la LSSI
Para las empresas LSSI es muy exigente. Se considera una infracción grave, por ejemplo, en enviar a un mismo cliente más de tres correos no deseados en el plazo de un año o el envío masivo de publicidad sin consentimiento.
La pena por llevar a cabo este tipo de acciones está fijada entre 30.001 y 150.000 mil euros. Si a pesar de la advertencia se continuara haciendo esto, la infracción pasaría a ser muy grave y las multas se elevarían a cifras que van entre los 150.001 y los 300.000 euros.
Viendo estos números es fácil darse cuenta de que no estamos ante un tema de broma y que cumplir con esta ley es fundamental si no se quiere tener problemas muy serios.
El permiso
Solicitar el permiso explícito del cliente para poder enviar correspondencia de carácter comercial es fundamental. Y tiene que hacerse siguiendo unas ciertas reglas, como por ejemplo que no se pueden enviar formularios con alguna opción previamente marcada, sino que tiene que ser el cliente quién marque la casilla por sí mismo.
Estos formularios tienen que estar bien redactados según la ley, por lo que es muy recomendable que sea un profesional quien se ocupe de esto.